Barcelona Activa

Roldán + Berengué

BARCELONA ACTIVA
Roldán Berengué

Durante el siglo XIX las fábricas textiles de Poblenou utilizaban para su funcionamiento el agua abundante del subsuelo. Al desaparecer este regulador industrial, el nivel freático ha ascendido considerablemente y se encuentran afloraciones de agua a menos de 7 m de profundidad. La nueva sede de Barcelona Activa transforma este problema en un factor de proyecto: dos pozos de 30 m de profundidad extraen un caudal de 70.000 litros de agua por hora con una temperatura constante de 18 grados (más elevada que la del aire en invierno y más fresca en verano), alimentan una máquina hidrológica que suministra la energía necesaria para la climatización, el riego y los servicios sanitarios. Este motor energético, incluida la piscina de 100m3 para el almacenamiento del agua extraída, se encuentra en los niveles -2 y -3 del edificio.

El complejo incluye una mediateca, un auditorio, la sede corporativa de Barcelona Activa, el vivero de empresas existente y una nueva torre de oficinas. El escenario donde se agrupa este complejo programático es una plaza semiabierta a la calle que llamamos 'campus'. Una propuesta de revisión del concepto de recinto que hace la manzana Cerdà donde se diferencian los espacios que pertenecen a la calle del interior de manzana.

El 'campus' se separa de la calle por un pabellón-puerta que funciona como una cortina, un umbral que permite organizar el acceso a la plaza, la bajada a la mediateca o el aulario y la entrada al Vivero, según horarios o solicitaciones de funcionamiento diferente. Existen en el proyecto más secuencias de cortinas: espacios intermedios que dilatan el paso de la calle a la plaza, de la plaza al interior del edificio, de los ascensores a los pisos, del interior de las oficinas al exterior de los balcones en las fachadas. Estos espacios de transición miden desde 1 milímetro a 2 metros.

La ordenación de todo el complejo ha sido un delicado contrato entre programas y tipologías diferentes que crean paradojas de tamaño: pabellones de entrada demasiado pequeños para ser edificios y demasiado grandes para ser piezas de mobiliario urbano; plazas pequeñas para entenderse como plazas y muy grandes si se leen como habitaciones exteriores; torres excesivamente altas en proporción al solar junto a edificios considerablemente largos para su altura... Con una sobreabundancia de lo horizontal, durante la construcción, y aún hoy, el complejo parece más una estantería que un edificio. En esta estantería se pueden colocar cosas, e intercambiarlas de posición. El pabellón de entrada tiene sus propios graffitis-anuncio; los suelos están preparados para poder conectarse donde se decida, tanto dentro de las oficinas como en la plaza; los techos, para mover las luminarias; los vidrios, para aceptar protecciones, rótulos o transparencias varias.

Sobriedad más Flexibilidad : en términos de vestuario, lo que llamaríamos hacer edificios-fondo de armario, versátil, con alta capacidad de ser combinable. Edificios no representativos, edificios ni de ostentación ni de pre-figuracion y sí adaptativos. Como los viejos edificios de producción industrial: sin excesiva autoría, sin necesariamente estilo, cómodos como almacén, cómodos para la transformación. Arquitectura lista para alojar usos e identidades cambiantes.